César Rito Salinas
Hay una época en la infancia que nos
avergüenza todo lo que hacen nuestros padres.
John Dos Passos, Años inolvidables
Será el momento de revisar ciclos, la imagen de referencia.
¿Cómo lograr la Nueva Velocidad de Proyección?
Aquí debería existir el corte para dar inicio al Capítulo Dos. Un nuevo capítulo, ese salto al vacío que busca avanzar entre el volumen de texto y las nuevas ideas.
Concretar en el espacio de la escritura, la división entre capítulos, sería usar la solución del pasado.
Llevar de la mano al lector, y, como aquel que ignora todo sobre la escritura, darle claves en dosis precisas para que no se extravíe en su propia lectura.
Sería negar la personalidad de quien lee.
Así pues, me niego a realizar la división entre capítulos. Hasta aquí llegué con más de siete mil palabras, unas veinticinco páginas.
Los maestros del relato, a principios del siglo XX, aconsejaban realizar divisiones entre las veinte páginas, alrededor de las diez mil palabras. No era una mala fórmula, era lo indicado para el inicio de ese siglo.
Todavía algunas editoriales piden que el escritor muestre el puño en no más de las cincuenta cuartillas iniciales.
Lo que me parece un despropósito para este tiempo, donde prevalece la deserción de los lectores, el abandono de la melancolía y su medicina, la lectura.
Hasta aquí habló el epígrafe, un toro sobre la barca.
Un río que fluye.
Las aguas en que se traslada la embarcación, lo que hace lo anterior al capítulo dos. El tal capítulo dos levanta la mano para pedir la palabra y se la niego.
Así sin más, por mis pistolas.
Lo que me anticipa que estoy creando una escritura que entrará más adelante en rebeldía, pero no anticipemos juicios. Continúo. Prefiero dar el espacio a este signo de negación que es mantener la actitud antigobiernista, anti-canon.
Anti-espacio institucionalizado.
