César Rito Salinas
Para Zaira Luis
Hay que habitar la noche -digo que hay que habitar el riesgo.
Era la noche de Oaxaca -rostros cansados,
Hombres con hambre,
La carretera en el silencio
Donde corre una camioneta pasajera
Que hace su recorrido entre la ciudad y Ejutla de Crespo.
Pongo el nombre del pueblo y mastico las sílabas,
Nada habrá de mayor potencia en la poesía
Que el nombre del pueblo que nadie conoce
Cargado de sonido en la noche oaxaqueña -el silencio.
A un costado de la carretera que marcha hacia la costa
El espacio que pasa veloz y nadie recuerda,
Una sombra, el nombre de una sombra,
Un nombre, una joven que viaja con la cabeza
Llena de colores -hay una flor, un hombro,
Una mariposa que abre sus alas, nubes,
Mares, un árbol.
Digo que hay una camioneta que sale de la terminal de Bustamante,
¿Es Bustamante? Hacia un pueblo.
De lo único verdadero que sé es que está la noche.
En la terminal había luz artificial sobre la transpiración, hastío.
¿Quién nos previene contra la desgracia?
¿Quién acompaña a la joven pintora que viaja de regreso a su pueblo?
¿De la ciudad a su pueblo?
Si no sabemos reconocer la desgracia no llegaremos a ubicar
El rostro de la dicha.
Porque hay que viajar, salir a la noche, arriesgar el cuerpo.
Mientras los pintores citadinos culo gordo
Duermen el sueño de ebrios.
La pintura viaja en camioneta pasajera cuando regresan empleados,
Trabajadores, comerciantes fijos y semifijos
A sus humildes pueblos.
En la tierra de pobres el gobierno provee carreteras rápidas.
Vienen de la noche, van a la noche.
¿Quién los espera en el camino?
Nadie.
Los gatos, los perros, la noche esperan allá, en el pueblo.
¿Los gatos son nadie?
Los gatos son compañía que espera a la pintora.
En los ojos de asombro -de la pintora, la noche, los tres gatos
El árbol solitario que sabe que nació para ser lienzo-
Crecen las imágenes, las nubes, los mares, dos barcas,
Las corrientes marinas,
Los cuadros.
Como hace quinientos años, en los ojos de la mujer se guarda
La cara de la noche,
La memoria,
El olvido,
Los recuerdos,
El asombro.
¿Quién hace el viaje nocturno de la ciudad al campo?
Los esforzados que cazan sueños, olvidos,
Los que abordan la última ruta de las camionetas
Pasajeras -cargados de silencios y desgracias.
¿Quién hace la noche, el camino del silencio nocturno?
Los ángeles -aquellos que esperan.