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lunes, diciembre 23, 2024

Los cuadernos de Juchitán

Reportajes

César Rito Salinas
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“Hablan porque tienen boca”, así lo decía mi madre, ella se fue antes del temblor, abandonó la casa, se fue al crucero y esperó un camión que la llevara lejos.

La desgracia, conozco la desgracia, la padezco en silencio como mis vecinos, como mis amigos de la escuela.
Yo no juego con muñecas.
Sólo tengo a mis hermanos, ellos me ayudan cuando extraño a mi madre.
Como pude terminé la primaria, fui a la secundaria, en la noche del temblor -apenas había pasado un ratito- comencé a escribir en este cuaderno que me compró mi madre.
«Hablan porque tienen boca”, mi madre así lo decía.
En la escritura no hay gestos que puedan anticipar las intenciones del que habla. Ella no es mala, no sé su paradero, se fue antes que temblara esa noche del jueves, como a las diez, cuando ella se enoja no sabe qué hacer más que salir a la carretera, levantar la sonrisa, subir a los camiones y amanecer en otra ciudad con otra gente.
“Hablan porque tienen boca”, me contó que su madre, mi abuela Hilaria, así le dijo un día. La abuela habla en zapoteco, mi madre lo entiende pero no lo hablaba, porque no quiere que se le enrede la lengua.
Yo ni lo entiendo ni lo hablo.
Cuando la gente me habla en zapoteco hago como que entiendo y al final escribo, me gusta más hablar con las rayas azules del cuaderno –sobre ellas imagino los gestos de la gente, anticipo los rostros.
La imaginación me saca la risa.
“Hablan porque tienen boca”, a veces me pregunto qué quiere decir mi madre con esa frase. Esta noche que tengo tiempo puedo escribir que ella quería decir que la gente era más boca abierta, mensa (cuando escribo veo a la gente, imagino su rostro. Habito en un pueblo de mensos que hablan mucho).
La gente critica. “Hablan porque tienen boca”. Son muchas las cosas que se pueden decir en zapoteco, pero cuando se dicen en español esas palabras pronunciadas por la misma persona dicen otra cosa, ocultan la intención. “Hablan porque tienen boca”, sería una traducción lineal, no es que se quisiera decir no seas pendejo, cállate. No. “Hablan porque tienen boca”, me lo dijo mi madre que esas palabras se refieren más bien a los que tienen un hoyo en la cabeza, los “boca abierta”, los come mosca.
Cabeza hueca.
Imagino un pueblo de cabezas huecas, de los que “hablan porque tienen boca”.
La más grande cabeza hueca sería rl presidente municipal, los policías, el cura.
El director de la escuela sería un respetable cabeza hueca.
La doctora estaría primera en la lista, para todo mal receta inyecciones.
Los compañeros de clase tendrían la cabeza hueca, los seguirían las moscas como a perros muertos, gatos envenenados con tripas azules de fuera.
Dos
“No seas pendeja, pide, agarra”, dice mi madre.
También me decía mosca muerta.
Ahora que ella no está con nosotros yo juego con sus palabras, las palabras que me decía.
Con el temblor la casa se destruyó por completo, la maestra me pide hablar correctamente. ¿Qué es hablar bien? No lo sé, yo ando con la boca cerrada aunque, a veces, cuando grito, la abro.
Tres

  • Los boca abierta dicen muchas palabras –dijo mi madre.
    Yo sólo escribo de las cosas que dicen dos mujeres.
    Sólo recuerdo la voz de mi madre, y la de mi maestra. Imito, imagino cómo hablarían ellas para tal o cual situación.
    No sé muchas cosas, por eso escribo.
    Escribe y lee, me pide la maestra. Mi madre no escribía, sólo cantaba las canciones de la radio. Cantaba y se enfadaba, esas eran sus expresiones fijas, echaba madres, cantaba o viceversa.
    Un día le hablé de la maestra, de lo que ella me enseña, del cuaderno donde escribo las cosas que ella y la maestra me dicen; “esa pendeja”, dijo mi madre y le tiró una patada al perro
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