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lunes, marzo 10, 2025

Los festejos del 14 de febrero

Reportajes

César Rito Salinas
Nosotros llegamos después
George Steiner, Lenguaje y silencio
Y están las tinieblas paradas en el corredor, junto a los crisantemos.
“… la historia de una mujer que murió de amor”, dijo la centroamericana.
La tierra, las piedras, la sequía, sed, los ojos que somos.
__Nomás hablas puro aguado -dijo Puma.
También los pájaros entran, su trino, la rama, las hojas. El alba corre sobre la esperanza; sus dedos de polvo esconden el paisaje.
La mula, la leña, los suspiros, la muela de la noria, su cal imborrable.
Adelanta al día la laboriosa mosca de alas verdes, que vuela sobre los cuerpos que transpiran.

  • Lepo…
    La mirada lenta del fuego, el paso lento de líquido a gaseoso, el sinfín, ese choque de las temperaturas que concreta el milagro mientras la gota minúscula cargada de sed (ilusión sin medida, necedad que confirma que vendrán tiempos mejore) se detiene sobre el aire caliente.
    Cuando se puso la luna en el monte pudo distinguir desde la ventana al perro de la partera, que cruzó por la esquina, distraído; una oreja levantada, la cola mocha.
    Lo que cabe en el segundo destilado sueña con un caballito de mezcal.
    Pudo escuchar a la mujer que habla mientras bebe cerveza; la mañana sin cortinas será como pararse a escuchar el sonido del viento que corre rumbo a la tristeza.
    Lepo salió al patio, regresó.
    __Cierra la puerta, nomás llamas al calor, dijo Puma.
    Entre la oscuridad de la noche del limonero salían las señales blancas, los azahares; Lepo dijo en la habitación 318.
    Hueles como el patio en la casa de mi madre, dijo la voz recostada en la cama.
    El dado cayó en el piso, rojo de escupitajos; entre brincos se alejó de la mesa, pudo ver sobre lo apretado del calor los brincos con el sonido apretado.
    “Soy la emisaria de la Señora, mi nombre es Pena, me conocen como la centroamericana. Soy Pena, reparto la suerte”.
    El dado jugó su papel, rodó hasta chocar contra las patas del banco; al detenerse produjo el sonido que alerta, niño pobre que asoma a la cantina para encontrar a su padre (entrar a la cantina por el padre será buscar comida entre los ebrios).
    Canta el cubilete al mediodía, su sonido cuaja el destino de la voz; anticipa las horas que vendrán.
    La mujer habló sobre la loma, la luna, de cierta oscuridad que se silente elegida por los grillos.
    __Tengo algo que contar mi historia para entretener a los señores.
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