César Rito Salinas
Amamos los gestos que están fuera de nuestro tiempo, que forman el tiempo mejor por donde pasó nuestra vida, la infancia.
Fuente de agua, sobre tu cuerpo todas las cosas mejoran. Ella corre de mí para no dañarme. Aquí no hay dónde sentarse. Sólo puertas y puertas que terminan en el diminuto cesto de la basura.
Vida despreciable. Existencia en el puño que comprime la existencia. Papel estrujado. Hay días en que a las tarjetas les falta el aire.
El viento borra los poemas.
Cerveza para la pastilla de la diabetes. Café con pan para tomar la pastilla de la presión. Quetiapina contra la tristeza.
Los gestos encierran un continuará, un volveremos a vernos; El tal vez finca la historia. Un río traviesa el cementerio. Eres el silencio y el agua cuando en la tarde las tumbas se alejan.
¿Cómo nos mira el otro? El recipiente que guarda al ojo es cóncavo. Crece un árbol en el jardín sobre el ojo. El jardín se levanta sobre el espacio interior para incendiar la mirada como cesto impertinente de basura.
Ojos que no ven corazón que hasta luego buenas tardes me voy corriendo porque llevo prisa. No querrás arrinconarme en la pila de agua, ¿verdad? Quiero mamar tu seno en el panteón. Tienes marido, buenas tardes, señora.
