Los tristes viajan en mototaxi

César Rito Salinas
El alba aparece en la ciudad de los tristes. La tierra de los que fingen, de los doblecara, donde se eleva la pregunta: ¿qué noticias trae la luz del día? Repetición de las personas, los actos; burlas. Escucho cumbias, desde San Martín para el mundo. Gotas de plata caen sobre las horas, crece la nación de los mezcales. Ebria la luz avanza sobre espacios edificados; besa las piedras. La claridad crece en el silencio; puertas y ventanas tapiadas.
¿Qué sería de la luz sin las piedras? Ausencia. Territorio sin habla, páramo, espacio consumido de por silencios. Solo agotadora luz. Lo dice la Señora de las Plantas: estamos acá para combatir el silencio, habla. Avanza la luz, sobre las calles crece el relato. Ella llegó temprano.
Con el espacio oscurecido acude el relato, trae noticias. Entre suspiros corre la voz, sin dobles discursos levanta el vuelo casi gesto. De lo sin peso se arman las sombras, de lo que está por ser nombrado. Casi revelación. La sobra es más grande que la luz. El alba trae narraciones repetidas, discursos; ¿qué nombra la luz austera? Bajo la luz el gobierno protege al crimen, la injusticia.
La luz alumbra el mundo desigual mientras, sobre las sombras, palpita, justiciera, la imaginación.
Dos
Desde el asiento del mototaxi puedo ver el Oxxo del puente Bicentenario, pintado de rojo y amarillo; impera el mal olor que despide el río Atoyac, la Central de Abasto; en la calle pavimentada crece el calor como si ya no hubiera tiempo para el mañana. La pequeña unidad avanza, sobre el sonido qué produce el motor y los embragues.
Con el calor cunden las letras, el retorcido pensamiento emerge. ¿Quién escribe con estos calores nunca antes vistos en la ciudad?
Frente a la máquina se levanta Monte Albán, imponente; serpentea el mototaxi por las calles solitarias de las colonias empobrecida, que brotan al pie del sitio sagrado.
En la intensa luz solar vuelvo a ver a Cocijo qué lucha contra la serpiente de fuego. Sobre la identidad late la pobreza del sitio. Entre el calor las letras de retuercen entre los dedos; distingo el guamúchil, pido la bajada.
Avanzo unos pasos con una pregunta qué cargo en la punta de la lengua, ¿por qué será que elijo escribir en la ruta de la inseguridad?