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viernes, septiembre 20, 2024

Mozart en mototaxi

Reportajes


César Rito Salinas

Uno

Mozart en mototaxi. Calle larga del panteón. Estibas de cemento y escombro bloquean el camino. El sol como ángel de la guarda tras mi sombra. Ausencia de nubes en el cielo alto cargado de polvo. Obras de beneficio social. La luz como una maldición sobre nuestras cabezas. Temporada de secas. El mal gobierno nos persigue. Insiste en dar muestra de su existencia desde las fatalidades cotidianas. Obra en construcción. El camión urbano desvía su ruta, San Martín por la Secundaria, en uno de sus costados la figura de un hombre que se ríe: gobierno del cambio. ¿De qué se ríe la gente del gobierno? En medio del ruido de noticieros y políticos busco amparo en la diminuta cabina de un mototaxi. Ruido a todas horas. Campañas por el gobierno, el congreso. Dinero de nosotros en el aire. Los políticos van a su oficina en vehículos de grueso blindaje, climatizados. En el interior de la cabina del mototaxi, no más que fibra de vidrio pintada de blanco, suena Mozart como la trompeta de un arcángel que cuida mi alma y me bendice y me ayuda a soportar la desgracia.

Dos

Una tarde/ mayo en San Martín. En el patio de la escuela primaria un grupo de niños se ajusta el cubre bocas azul. Les acaricia el rostro el viento de mayo que abunda entre las paredes y un arroyo como el monte que crece en temporada de aguas. Polvo necio que todo lo vuela. Tarde de sábado. Las torres de Santo Domingo se levantan en la lejanía de la luz. El polvo repite por la ciudad nuestro nombre como asunto de periódico con voz ronca que sale de los altoparlantes instalados en el toldo de un auto compacto. El centro de la ciudad cada día cobra más distancia de nuestras calles, sus edificios del siglo XVI, los centros culturales, los museos y sus artes. Las pequeñas manos manchadas de pintura señalan con dedo índice el olvido de políticos y gobernantes. Los niños arrullan sus sueños. El garabato de colores es la voz que nos acompaña y nos mira. Sueños contra la barbarie. Alegría de niños. Las pequeñas manos nombran lo posible y lo imposible, en esta tarde de sábado. Anda libre la imaginación en el patio de la escuela, en el techo de las casas empobrecidas. Estos son los niños olvidados del gobierno. Los periódicos con sangre dicen de nosotros, de los vecinos. Nos acusan. Hablan de la pendencia y el delito entre nuestras calles, la esquina. El arroyo. Las manos de los niños acarician otro espacio de luz y dicha. Más allá de las páginas de los periódicos. Dicen de un lugar más cerca de nuestra gente. De sus manos brota un perro amarillo. Una gata roja que maúlla a la luna anaranjada, una mariposa rodeada de soles cotidianos en el patio de la escuela. Una niña en bicicleta. La flor y la estrella de mil colores. Figuras que andan con vida propia. Los dibujos hablan de un mundo posible que viene desde la mirada de los niños. La misma tarde y el mismo viento de todos los días, el mismo sol entre nosotros, el mimo arroyo seco y el centro de nuestra ciudad tan distante. Y con la pintura de los niños, tan diferente. Otro. Ahora, un mundo posible.

Tres

Un domingo en la tarde/ San Martín por la secundaria. La sirena de la ambulancia rompe la rutina de la tarde de domingo. El paso de la roja sirena llama a los vecinos que se asoman a la calle con el cabello revuelto, el sueño pegado al rostro, la ropa atravesada. El viento de mayo corre ligero tras los papeles del día. El tendedero de la ropa limpia cabecea al sol de la tarde como navío abandonado en un muelle por sus tripulantes. Las mujeres conversan junto al brocal del pozo con la satisfacción de deber cumplido en la blanca palma de sus manos. Los viejos salen a leer la biblia en la banqueta. Los jóvenes descansan de la escuela. Los niños pintan figuras geométricas en el patio de la escuela primaria. Tarde de domingo en el camino de San Martín por la Secundaria desde donde se puede ver la ciudad sumida en el fondo del amplio valle. Pasa la blanca ambulancia con banderas desplegadas que abren paso. No deja respuesta del hijo de Dios que yace en su interior. Si es joven o viejo. Si sufrió lesión por arma blanca o impacto de bala de un arma de fuego. Nada dice de ese cuerpo que sangra, del dolor sobre una pierna, del mareo repentino, quizá. (Dedos del hambre//la calle sin retorno//flores de mayo.)

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