12.9 C
Oaxaca City
viernes, noviembre 22, 2024

Para escribir ficción

Reportajes

César Rito Salinas

Como juntarse con los amigos en el bar a tocar la guitarra.
Un buen día salimos de gira, entre todos conocimos esa fama
que te entrega la gente buena en los municipios,
la del hombre que llega al pueblo
y toca canciones populares
la noche del sábado.
Luego volver al camino, de regreso a casa.
Así hasta la mañana que en conferencia de prensa
te preguntan por el lenguaje.
¿Qué diablos sabes de eso?
Solo eres el puntual oficinista que se junta los fines de semana en el bar con los amigos,
para tocas la guitarra.
Esa mañana frente al grabador no pudiste responder la pregunta.
Nada, no mucho, dijiste.
En la tarde frente al café en ese pueblo del que olvidaste el nombre
recuerdas la pregunta y asocias tu posible respuesta
con el sonido que sale de las ruedas del auto
en el camino,
al tomar la curva.
Aquella imagen viste se congela en ese pinto,
frente al abismo.
El aire corre frío junto en esa parte del bosque.
Y en ese omento tu cabeza se puso a revolver palabras,
como cuando entras al bar a saludar a los amigos,
con tu guitarra.
Una atmósfera agradable, algo dulce,
ya conocida.
Y tu mano obedece y rasga.
Así como cuando aprendiste a escribir.
Y ahí tienes que cargas la guitarra,
el cuaderno.
Tus dedos buscan un sonido,
una alegría,
algo que sale de ti y llena el espacio,
para convertirlo en el sitio dulce.

Paraste las giras, te alejaste del bar, los amigos.
Te quedaste en la habitación junto a la guitarra,
frente al cuaderno donde corren ligeras
las historias.
Algo que viste o te enteraste,
que la armas palabra a palabra
como tus canciones con la guitarra,
como la música de Art Blackey & The Messengers.

Artículo anteriorAlgunos aspectos de la amistad
Artículo siguienteEl sendero en la playa
- Advertisement -spot_img

Te recomendamos

- Advertisement -spot_img

Últimas noticias