César Rito Salinas
En nuestro país, Rebelais es el menos popular.
Mijail Bajtin, La cultura popular
en la Edad Media y el Renacimiento
¿Qué es escribir mal?
Un hombre en una alejada provincia dedica treinta años de su vida a escribir libros donde no aparecen rastros de influencias ni soluciones ocupadas por otros autores. Hay síntesis, alegorías, esquemas, reducciones, narraciones y poemas; elipsis. Pero no hay influencias claras. Alguien juzga su trabajo y dice, “escribe mal”. Le niegan todo mérito, lo excluyen de las antologías locales; “lo que él escribe no es literatura”, sentencian. Pasados los treinta años de práctica recurrente, podría decirse que extraviada, el hombre publica su escritura con un nuevo estilo: el de las formas populares de la literatura. Los impensables lectores coinciden, “escribe bien”.
¿Qué es escribir bien?
En el caso del hombre que escribe y observa multiplicarse su nombre sobre el lomo de los libros nunca pretendió escribir ni mal ni bien. Sólo estuvo convencido de que escribir era una forma de apegarse a un tiempo, una ocupación. Ese hombre entendió un día que para lograrlo, escribir, hacer su vida, requería que la gente lo dejara en paz porque escribir en la lejana provincia era una actividad demasiado expuesta a la consideración de los demás. Para lograr la paz necesaria, consideró borrar todas las huellas en su trabajo; esconderse tras el supuesto fracaso para que la gente por fin lo dejara en paz (el triunfo es vigencia y olvido).
En la famosa película El Padrino, de Coppola, en su primera entrega, el señor Corleone dice a su joven hijo luego de que éste mostrara una intervención arrebatada en la mesa de negociación con un mafioso rival:
_ ¿Qué te pasa? –pregunta el Padrino-, nunca permitas que fuera de la familia la gente sepa lo que piensas.
Quien escribe y publica hace alarde de cierto canon o modo de literatura, se suma a una tradición; logra su objetivo a través de una exquisita forma de representación: el periodismo.
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