Rodrigo Brondo
GUENDA
Me convierto en la araña que sube por la pared, en la polilla que golpea el globo azul, en la pulga expectante de la perforación del muro, en el zumbido del mosco, en el aleteo de la mosca, en la órbita del gusano, en el ángulo del escarabajo, en el estridular de la chicharra, en la trasmisión de las antenas de la cucaracha, en la violencia de las ventosas de la salamanquesa, en la fascinación de la esfera magma de la hormiga, en la tenebrosidad de las venas de las aspas de la termita; la pared me siente como ciempiés, el piso me siente como milpiés, la puerta me siente como oruga, soy una avispa, una chinche, una garrapata inoculando…
Cae un rojo grano de frijol, cae un gajo de naranja naranja, cae un pedazo de tortilla roída, cae un tostado cacahuate, cae la cáscara quebrada del huevo debajo de las patas de la silla y sobre la silla un vaso, desemboca un río debajo del vaso de agua, red de vidrio debajo de las aguas del río.
Una luz surge debajo de una moneda plateada, veo nuestros rostros insectívoros siendo devorado por gusanos, veo en sus dientes córneos los sueños rotos de nuestros padres, los sueños rotos de nuestros abuelos.
CIEMPIéS
Un pie en la esfera de un cuarzo, un pie debajo del rubor de la noche, un pie en la fragancia del vuelo de la mantis, un pie sobre la pisada del mapache, un pie sobre la sombra de la liebre, un pie en el interior del pelo de un gato, un pie sobre un mango en flor, un pie de fango y acacias, un pie de agujas y brillos, un pie de grafitis y punk, un pie de dedos de pie, un pie de uñas de pie, un pie de hebras de pie, un pie en la cicatriz abierta del pie, un pie en la costra del pie, un pie en la quemadura del pie, un pie que danza el desequilibrio, un pie que nos mantiene expectantes al filo del asiento, hasta que el cuerpo gira y se detiene… una estatua enardecida de carne y sensaciones.
BALI GI
Con el dorado calor, la mariposa amarilla, regresa. El angular silencio cae de la pared con una gota de lluvia. Resplandecen de cielo los retoños. La sombra del olivo negro sacude sus alas al atardecer. Con el ladrido del perro. El gato huye adentro de su sombra. Hormigas de lluvia, muerdes furiosa debajo de la piel. Siento el fuego del mar enredado en las puntas de tus cabellos. El musgo, las abejas, la ampolla roja del sol en una gota de agua. El viento silba la pequeña hoja en la alcantarilla. La sombra de la lluvia, despinta, el viento en la ventana. El tejado transpira luciérnagas de agua. En los tiernos dedos de las hojas escurren árboles. En la quietud del patio tropieza la hoja seca. Dentro de la flor roja la mariposa amarilla. En una moneda en el suelo, deslumbra la luna llena. Se encuentran dos mariposas en un sueño.
