Tan increíbles los gastos
que hasta la estatua enmudece
y la confianza decrece
al proclamarse esos fastos.
Con el costo de los trastos
para adornar ciertas calles
no quiero que te desmayes
que, por echarlo picado,
al papel lo han presentado
como de oro sin detalles.
Y no es todo (pues dinero
es lo que usaron seguro)
para pintar un futuro
tan hondo como un agujero.
Hay que advertirles primero
que en un pueblo con memoria
esto no pasa a la historia
del olvido y el perdón,
ya ni aquel Rey Salomón
se fue sin mancha a la gloria.
Y no lo aceptan ¿qué pasa?
son hígado y no corazón
ni de cultura un pezón
ausente de buena traza.
Saber con qué calabaza
hacen sus pérfidos planes
que les resultan desmanes
(ocurrencias si prefiere)
porque su dios siempre muere
con esa ausencia de afanes.
Entonces no hay resultados
(ni Guelaguetza tampoco)
y aunque suene un poco loco
nos dejan anonadados.
Hasta un poco preocupados
pues que si eso es gobernar
los vamos a contratar
en un circo de payasos,
pa’ que se den sus riatazos
con la cuerda de engañar.
El Mero Decimero