César Rito Salinas
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VI
Impertinente pregunta
Pregunto frente a una copa de mezcal:
- Eusebio, ¿qué es primero, la mujer o la copa?
- Lo que primero alivie tu corazón; nunca dejes a la mujer por una copa, nunca se deja a una copa por la mujer, elige lo que mejor te alivie; entérate, nunca podrás tener ambas: el que bebe, bebe; el que coge, coge y pretender ambas al mismo tiempo conduce a la locura –dice Eusebio.
VII
Las dadoras del saber
Si las mujeres en la infancia nos enseñan a leer, como lo dice Piglia, también nos enseñan la cartografía efectiva del amor, los puntos secretos.
. Uno es puro pendejo -dice Eusebio. - La mujer nos dice dónde queda cada parte de su cuerpo, su anatomía, su función, el sitio del placer; y conducen hasta ahí nuestra desesperación –dice.
- Ante una mujer desnuda el hombre teme, se aterra, se hace chiquito, busca las sábanas –dice Eusebio frente a la copa de ron.
VIII
El niño sabio
Alcanzo a ver su rostro cargado de malicia.
__La mujer con mano maestra conduce; resulta la única experta por la ruta de su placer –dice Eusebio.
Saca palabras como si las eligiera de aquel catálogo de niño lépero que aprendió en su infancia, con pausa. - En la cama desnudo junto la mujer, el hombre, para ser merecedor de la dicha, no tiene más que regresar a la alegría desinteresada de sus días en la primaria.
IX
El ángel que sabe todas las historias
Este manejo suyo de las palabras le otorga una certeza, anda por la vida como ángel que se sabe todas las historias de la humanidad y desciende hasta la mesa de la cantina a compartirlas, solidario y lejano.
X
San Martín por la secundaria
La casa en que habito, San Martín por la secundaria, Monte Albán, guarda la presencia de Eusebio Rubalcaba. Alcanzo a ver esta imagen: nos emborrachamos en compañía de Brandon, el perro que me protege (un terrier atigrado). Eusebio sale a brindar con los ebrios consuetudinarios por las calles de San Martín Mexicapam; calles duras, repletas de humillados. Unos días antes de entregar en donación a la Fonoteca de la UNAM los archivos de su padre, arreglos, partituras, apuntes, los papeles completos del violinista Higinio Ruvalcaba, me obsequia la versión original de un danzón escrito por su amado padre a mediados del siglo pasado.
-Estas notas son para ti –dice.
Se pone a hablar de otras cosas, algo sobre los nuevos poetas de la nación o los rigores del sol en la costa del Pacífico mexicano. No sé, la partitura queda en el escritorio; algún día la compartiré con un amigo músico y será interpretada en honor de Eusebio Ruvalcaba y de su padre Higinio, en San Martín por la secundaria.
XI
Una infancia feliz
Rubalcaba tiene cualidades que lo santifican, se hace amigo de niños y perros, quizá porque tuvo una infancia feliz (recuerdo las palabras exactas en su Pinche osito panda). Para escribir se requiere pasar por una infancia dichosa. Puedo decir que Eusebio es amigo de inmaduros emocionales, ebrios, bandidos, homicidas, humillados, drogadictos, borrachas; poetas, ladrones, narradores. Prostitutas. En cualquier sitio se siente a sus anchas con su generosidad que le brota a flor de piel, la del hombre que fue niño feliz.
XII
Amigo de los amigos - Qué bueno que fumas puro –dice Eusebio Ruvalcaba.
Habla sobre las bondades del tabaco, - Detesto la pipa –dice- por aristocrática.
Eusebio entregado, pasional, muy de sus gustos y del gusto de sus amigos. En Oaxaca publica el libro de sonetos dedicado a sus amigos, 57 hombres y una mujer. Una. Como todo bebedor es fiel a la bebida, su bebida. Vive el tiempo del ron, el vino, vodka. El mezcal. Tiempo difícil, se enamora en cada esquina de mujeres bellas, el mezcal le regresa la sangre al cuerpo. En Oaxaca lo nombran embajador del mezcal, cargo que no pude evadir. Lleva por años la designación, como un ministerio. Casi le cuenta la vida, sale avante.