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viernes, septiembre 20, 2024

Carlos Morales y la lucha por el rescate de los ríos contaminados de Oaxaca

Reportajes

Carlos Morales refiere que nació en Salina Cruz, en el Istmo de Tehuantepec, entre cantos de alcaravanes y el incesante viento del norte. En una región donde la naturaleza es feraz. Nunca tuvo la intención de ser abogado, quería ser pescador o trabajador petrolero. Pero no. Un día de junio de finales de los años 80 un autobús Fletes y Pasajes lo llevó a la ciudad de Oaxaca. Desde la central Camionera de Segunda Clase dirigió sus pasos a Ciudad Universitaria. Y dudó entre ser médico o ser abogado.

¿Carlos Morales, por qué te decantaste en ser abogado?

Siempre tuve claro que ser abogado significaba defender intereses. El gran debate fue saber que tipo de intereses quería defender. Ser abogado de los ricos es muy fácil, ellos te contratan y te pagan y uno se va mimetizando con ellos. Adopta sus posturas. Pero nunca te aceptan y siempre serás su empleado. Yo elegí otro camino. Al finalizar la carrera supe que quería defender a personas indígenas y a los perseguidos. Y así empecé, defendiendo a personas indígenas presas en los diferentes penales del Estado. Ahí empecé desde las entrañas de los reclusorios a conocer el drama penal mirando a los ojos a mis hermanas y hermanos encerrados en las mazmorras de los reclusorios regionales. Hoy formo parte de Litigio Estratégico Indígena A.C. 

¿Qué opinas de que el abogado que no se actualiza deja de ser abogado cada día?

Por la defensa de personas indígena surgió mi interés de seguir estudiando y leyendo. Armé una pequeña biblioteca particular sobre dogmática penal y sobre el constitucionalismo mexicano. Yo siempre creí que quien defiende a una persona debe tener solidez académica y no ser un simulador. En mi ejercicio profesional le doy una importancia excesiva a la palabra, escrita o hablada. En la oficina de Litigio Estratégico Indígena A.C. lo primero que enseñamos a los prestadores de servicio social es a leer y a escribir. Me habría gustado haber obtenido una beca para ir a estudiar a España o Alemania pero no tuve los contactos. Así que estudié el curso de especialización de la Suprema Corte, una maestría en derecho constitucional y otra de Derecho Penal en la UABJO. La Casa de la Cultura Jurídica fue una gran escuela complementaria. Pasó el tiempo y fui a estudiar de manera presencial a diversas instituciones en Costa Rica, Colombia y Argentina. He asistido a 40 cursos y diplomados. También estudié una maestría en San Diego, California. Actualmente estudió la maestría en Litigio Estratégico Internacional en el Instituto Internacional de Responsabilidad Social y Derechos Humanos dirigida por los grandes juristas Víctor Rodríguez Rescia y Fabian Salvioli. Además soy catedrático de posgrado en diferentes universidades nacionales y catedrático de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Benemérita Universidad de Oaxaca.

¿Cuándo se dio cuenta que el derecho podría ser un instrumento para cambio social?

Durante doce años trabajé como Defensor Público Federal del Poder Judicial de la Federación. Aprobé un examen de oposición nacional. Ahí aprecié, en primer lugar, el choque que existe entre derecho positivo y el derecho propio de cada comunidad. En muchas ocasiones aprecié que las personas indígenas eran llevadas a la cárcel por ejercer sus propias costumbres, porque el legislador desde la Ciudad de México consideró que esas costumbres eran delitos.

Por eso fue necesario hacer litigios con el enfoque generador de cambios. Entonces supe que era necesario generar precedentes para que el resultado de un solo juicio pudiera beneficiar a todas las personas que se encontraran en la misma situación. De ahí surgió mi interés de litigar asuntos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y fui el primer abogado federal en plantear un asunto ante ese alto tribunal. Cabe recordar que antes de mi incursión la SCJN solo recibía planteamientos de los abogados con apellidos rimbombantes, los Fernández de Cevallos, Creel, los Handam, los Olea, pero no le abría la puerta a los abogados indígenas. Así que poco a poco fuimos tocando la puerta hasta que ahora ya se permite el acceso a los pueblos indígenas del país. En el ejercicio de mi trabajo como defensor generé varios criterios jurisprudenciales ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y defendí a incontables personas indígenas, lideres sociales, lideres estudiantiles, servidores públicos, mujeres, activistas y políticos.

¿Por qué el litigio ambiental? ¿por qué los ríos oaxaqueños?

En el año 2014, acudí a un curso a la Universidad de los Andes en Colombia. En aquel curso se compartieron experiencias de defensa jurídica en América Latina y el Sur Global. Ahí los integrantes de una Asociación Civil argentina llamada Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) contaron el litigio para el rescate del río Riachuelo- Matanzas en Argentina. Fueron tan generosos que explicaron todas las dificultades en el trámite y la ejecución de la sentencia. Regresando a Oaxaca con Litigio Estratégico Indígena A.C. empezamos a trabajar para el rescate de los ríos Atoyac y Salado. La tarea fue tan ardua que tuvimos que litigar ante la Suprema Corte. Fue una lucha muy interesante que los estudiantes de derecho deben saber como se fue construyendo el concepto del “interés legítimo” para poder promover el amparo que ordena proteger un río, una laguna, un humedal, los manglares, etcétera. Finalmente, obtuvimos una sentencia que ordena rescatar dos ríos oaxaqueños. La jurisprudencia de la SCJN evolucionó y hoy es muy sencillo promover amparo para la protección del medio ambiente bajo la idea del “entorno adyacente” y la carga dinámica de la prueba.

 Y ¿Qué sigue?

Hoy tenemos juicios de amparo para la protección y rescate de los ríos Tehuantepec, De los Perros, La Arena, Santo Domingo, Mixteco, Tuxtepec y Santo Domingo. Son un conjunto de juicios de amparo que ineludiblemente terminarán con una sentencia que ordena su rescate, no obstante las marrullerías de la Conagua y la Semarnat que niegan que los ríos estén contaminados.  

¿Por qué los ríos Atoyac y Salado siguen contaminados a pesar de tener una sentencia que ordena su protección?

Básicamente por la insensibilidad de las autoridades federales, estatales y municipales, quienes se echan la bolita y no asumen su responsabilidad . Hemos sido pacientes, pero cabe recordar que todas las sentencias deben cumplirse conforme a la ley. Y que solicitaremos a la Suprema Corte que destituya a los omisos y los ponga a disposición del Ministerio Público de la Federación.

¿Explique que es Litigio Estratégico Indígena?

Es una asociación fundada en febrero de 2008 por abogadas y abogados indígenas. Fuimos los primeros en usar la frase “litigio estratégico” en el nombre de la asociación. Ahora muchas asociaciones hermanas usan la frase pero lo cierto es que los que usamos por primera vez el nombre fuimos nosotros. El nombre de la asociación refleja divisa y destino. Somos una organización no gubernamental nacida para el litigio que genere cambio social. Litigamos para justiciabilizar derecho a la educación, al ambiente, al agua, a la protección de nuestros sistemas normativos. Hemos tenido una gran cantidad de experiencias exitosas ante la Suprema Corte respecto de derechos de los pueblos indígenas. 

La Asociación es tan pequeñita pero grande en sus afanes. La vicepresidenta es Mariana Yáñez, y Edgar Aldair Pérez Ortiz y Noel Valdivieso Tapia, son los vocales. 

Que orientación puede darle a las y los jóvenes estudiantes de las carreras jurídicas?

Tradicionalmente se ve al abogado como alguien con facilidad de palabra que tuerce la ley y obtiene beneficios para sus clientes. La visión que se tiene del abogado ha ido cambiando. Las y los jóvenes estudiantes de las universidades ya no estudian derecho para obtener dinero o enriquecerse, ahora estudian para cambiar su entorno social, para tratar de proteger el planeta, para defender a sus comunidades. Es decir, ya existe una conciencia social respecto de que a través de la abogacía se puede proteger al ambiente. Ahora existe la apreciación de que el derecho es un mecanismo para justiciabilizar derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. En mis clases de Amparo y de Mecanismos de Protección a los Derechos Humanos de la Benemérita Universidad de Oaxaca, encuentro a alumnos interesados en iniciar un litigio a favor de la protección de los intereses de la comunidad y el medio ambiente. Y eso es muy satisfactorio. 

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