Alrededor de 25 organizaciones de la sociedad civil denunciaron que el programa “Abasto Seguro” del gobierno de Salomón Jara Cruz atenta y pone en riesgo la diversidad biológica del maíz en el estado de Oaxaca.
En un pronunciamiento, explicaron que la Secretaría de Fomento Agropecuario y Desarrollo Rural del gobierno estatal, está implementando el programa Abasto Seguro de Maíz, que entre otras cosas entrega a los campesinos semillas mejoradas de la marca Reycoll y fertilizantes químicos.
Lo anterior, señalaron, pese a que es público que Oaxaca es un centro de origen y diversificación del maíz en el que se encuentran al menos 35 de las más de 60 razas de maíz que se cultivan en algún lugar de México.
Muchos campesinos e indígenas oaxaqueños, afirmaron, han rechazado las semillas entregadas por el programa Abasto Seguro.
El hecho de que una de sus bases sea la distribución de un solo tipo de semilla para todas las comunidades del estado, es un atentado a la diversidad biológica y el patrimonio cultural de los pueblos indígenas, sostuvieron.
Y agregaron que aunque con ello se pretenda lograr la autosuficiencia alimentaria, “que dicho sea de paso se anunció como política pública al principio del mandato del presidente López Obrador y a la fecha nuestro país sigue importando maíz y otros granos de consumo básico”.
Asimismo, puntualizaron que la distribución de fertilizantes químicos en comunidades donde no se han utilizado desde hace muchos años, es otro atentado a la diversidad microbiológica que se ha preservado en los suelos de los pueblos indígenas y comunidades campesinas de Oaxaca. “Si bien el campesino no tiene otra opción que aceptar los sacos, estos en muchos casos se almacenan o se venden”.
En resumen, sostuvieron que el programa Abasto Seguro de Maíz sólo ha sido hasta ahora un nuevo paquete de insumos para la agricultura, que ha desdeñado las capacidades y saberes que los campesinos oaxaqueños utilizan para su sobrevivencia y como tal se convierte “en un mecanismo colonialista que no es capaz de dialogar con quienes han sido los creadores milenarios de las culturas del maíz en Mesoamérica”.
Las organizaciones recordaron que entre las bases del neoliberalismo se encuentran las normas sobre propiedad intelectual. Desde que se fundó la Organización Mundial de Comercio en 1993, se estableció el Acuerdo sobre aspectos relacionados con la propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC). Este acuerdo consiste en una serie de normas para proteger los intereses de los países poderosos y sus empresas y que tienen que ser aceptados por el resto de países que participa de manera subordinada en esa organización mundial.
“Las patentes sobre productos, incluidas actualmente seres vivos como las semillas y en particular las semillas de maíz olotón que hoy pretende patentar la empresa Mars Inc., o investigadores mexicanos y oaxaqueños, se han utilizado para prohibir el uso libre de las semillas por los campesinos del mundo; por ejemplo, agricultores norteamericanos han sido demandados ante tribunales por empresas como Monsanto, hoy Bayer, porque sus cultivos fueron contaminados por transgénicos, sin que ellos se lo propusieran.
“El colmo es que actualmente el gobierno mexicano ha sido demandado por el gobierno de los Estados Unidos por negarse a permitir la importación de maíces transgénicos para la elaboración de masa y tortilla, el Fondo de esa demanda es el libre comercio de productos patentados”, añadieron.
Finalmente, establecieron que no quieren más programas asistencialistas para el campo mexicano, y que es urgente que se establezcan políticas públicas que pongan énfasis en el respeto a los saberes tradicionales de los pueblos indígenas y comunidades campesinas, así como en las prácticas agroecológicas que han sido respetuosas con sus culturas, sus formas de organizción y privilegian el diálogo y la experimentación.
“México debe salir de los Tratados Comerciales que obligan a los campesinos a someterse a los designios de las empresas transnacionales y al mismo tiempo establecer una política que defienda la soberanía nacional y satisfaga las necesidades de alimentación del país antes de dedicarse a la producción de alimentos para la exportación.
“Exportamos berries, hortalizas y aguacates para el consumo suntuoso y nos obligan a importar maíz y otros granos básicos, eso está muy lejos de parecerse a una política de lo que han denominado autosuficiencia alimentaria”.