Tenemos claro que la pobreza en México es un problema crónico que se refleja en diversos estudios y estadísticas que realizan expertos como el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), donde señala que en 2012 había 52.4 millones de mexicanos en pobreza, lo que representa el 45.5 por ciento de la población, es decir uno de cada cuatro mexicanos vivía en pobreza.
Asì lo manifestó la Licenciada en Mercadotecnia Giselle Arellano Ávila al lamentar que en este 2022 el problema persiste pues de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) la tasa de incremento de la pobreza extrema representa «un retroceso de 27 años», lo cual el Coneval confirma al señalar que en el 2020 hubo un aumento de 3.8 millones de personas en situación de pobreza en contraste con años anteriores.
En este sentido indicó que esos datos estadísticos reflejan que México sigue siendo uno de los países más desiguales, donde,en una urbe de más de 20 millones de habitantes, el 50 por ciento de la población está en la pobreza y sólo el 7 por ciento acapara la riqueza
En base a ello ,Giselle Arellano Ávila aseguró que el reto de acabar con la pobreza en México para el 2030 es enorme, pero no imposible, pues se requiere un compromiso de todos los sectores de la sociedad para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social además de que es necesario mayor inversión en educación, salud y servicios básicos, así como un mejor acceso a los mercados laborales.
Aunque la lucha contra la pobreza es una tarea de todos,-resaltó- al agregar que México también debe hacer más por proteger a los sectores màs vulnerables, a los niños y adultos mayores pero también cada mexicano puede contribuir de alguna manera, ayudando a los demás en su comunidad, pues si “todos hacemos nuestra parte, podemos lograr el objetivo de acabar con la pobreza en México para el 2030.
Y para que ello sea posible, -concluyó Arellano Ávila- es necesario que todos los sectores tengan oportunidades económicas, laborales, tengan acceso a la educación en todos los niveles, a los servicios básicos, a la salud,a vivienda digna o bien a los programas sociales que en apariencia están dirigidos a los sectores que menos tienen pero que en realidad, no llegan a quienes realmente lo necesitan, pues siguen formando parte de las estadísticas de pobreza y pobreza extrema que se refleja en los diversos estudios que se realizan en este sentido.