César Rito Salinas
Fuera de casa un par de perros ladran
La vida real y los sueños
son páginas de un mismo libro
Jorge Luis Borges, Inquisiciones
Existen relaciones no tan obvias que, miradas de otra manera, emergen con las letras. Para estos días de calor hice un ejercicio, entre tantos posibles, pasado el mediodía entré a uno de los restaurantes de la ciudad en la calle instalado el calor de los mil demonios, y me puse a escribir recién al sentarme; creo, así lo demuestra el resultado, que escribir será poner la otra piel, la del lenguaje, para que nos proteja del espacio exterior agobiante.
UNO
Acá vengo al cuaderno de notas saturado de multitud y prisa, calores, en busca del pensamiento que se transforme en bocanada, hilito de aire, rayita de olvido que me lleve a resistir el aire caliente de los mil demonios. Corren letras una a una, nunca multitud. En la cabeza se agolpan, sobre la mano estallan, ¿podrá salvarme de los calores esta otra piel que forma el lenguaje? Torpe intento de salvarme del agua que corre, la desesperación; mil veces más rápida la gota hecha de transpiración que resbala, sobre el pecho pleno de pálpitos.
DOS
Mano-cadera que baila bachata. ¿Qué se puede hacer con tanta quietud de instantes? Imagino que ponerse a bailar., sentir la vida que corre por las piernas, el pecho, los brazos. O ponerse a escribir apuntes, me imagino. Una noche de baile en República Dominicana, o en San Juan de Puerto Rico. La noche de ritmos, tensa la piel, alerta los sentidos. Ubicación que gira, rota, traslada. Qué se puede hacer te digo y te espero en el café Mayordomo de pésimo servicios -20 de noviembre y Mina- en esta Oaxaca adormecida de burócratas dispuestos a celebrar en día de quincena. Qué se puede hacer sino amarte en el giro mismo del calor, en la hora cierta de la transpiración y el deseo de que pase el calor mientras meseros ausentes van a paso de tortuga, con la blanca taza de café entre las transpiradas manos. Ombligo. Arde el café de máquina, y retiembla en su centro la tierra. Suena la música en el equipo de reproducción mientras milimicras de sudor descienden por mi espalda, huyen del aire climatizado. Atento de ti escucho voces. ¿Mis chapulines? En el restaurante testimonio regresos como miradas que suenan, que resuenan cargadas de preguntas que vienen del tiempo de la memoria infantil. ¿Con qué tono habla el que vuelve? Alguien con estos calores hace un viaje de cinco mil kilómetros para probar un plato de chapulines. Asombro de asombros, la gente viaja por motivos diversos. Y mientras la trompeta coja renguea por el espacio cargados de plomo, y en su centro retiemble la tierra.
TRES
A la manera de manifiesto escribo, a la manera de testimonio sin memoria, sin camino. Con la letra como único sombrero, sin sendero. ¿Quién escribe sobre los negros, oscuros propósitos? Los políticos. Hago pues uso político del manifiesto, digo y asumo mi papel del toma Puntual Cucharadas de Aire, el Nada. Sio es manifiesto, me digo, lo escribiré contra el sistema. Me opongo al uso horario de las horas, contra eso escribo. Una cosa más, manifiesto oposición contra las puertas corredizas, contra el uso específico de los espacios. Contra el ir y venir del aire que corta el aire que respiro. Así pues, sin moverme inmóvil tengo ya el manifestó que viaja, desciende, se eleva y retorna a su origen, la superficie lisa del tacto. Entonces siento paz al escribir sobre mi respiración sosegada, el sitio de mi alma. ¿Por qué la gente anda en la calle roja de ira? Porque no escribe manifiestos, la versión inmediata contra lo que tanto lo aflige.
CAUDE: Si, como dicen los críticos “en algún lugar, se está desarrollando la historia de Carver”, me pongo a escribir este juego de palabras confiado en que la ficción se instale de una vez por todas entre nosotros y mande a la mierda a este calor que tanto agobia a la habitante de Panorámica del Fortín.