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viernes, septiembre 20, 2024

Crónicas de la ínsula | La Primavera del caos: viacrucis en Semovi

Reportajes

Cuauhtémoc Blas

“Todos los gobiernos son igual de corruptos, pero hay unos peores para los ciudadanos: los que son más incompetentes”. Un trámite para renovar la licencia de conducir, que hace dos años tomaba 20 o 30 minutos, hoy toma 5 horas. Así es, ninguno quiere hablar bien del corrupto gobierno priista del hoy morenista, Alejandro Murat.  Aquí la crónica del viacrucis.

HASTA LA SEGUNDA INTENTONA

Realicé la segunda intentona para renovar mi licencia en las oficinas de la Secretaría de Movilidad de Oaxaca, la ubicada en la calle Carlos Gracida. La primera vez no alcancé turno. Una señora de la burocracia anotaba en una libreta los nombres y daba un número a los solicitantes de licencias en la larga fila, tarjetas de circulación, permisos, placas. Eran las 10 de la mañana de un día de enero.

En los otros días de ese mes y hasta febrero intenté conseguir cita por internet en el portal de esa dependencia estatal. Ahí indicaban que ahora solo se podía hacer esas citas cada quincena. Lo intenté así y tampoco. En la segunda quincena de febrero tuve que acudir de nuevo a Semovi.

Las labores de la oficina inician, en teoría, a las nueve horas. La recomendación recibida en la primera ocasión es que llegáramos ¡a las seis de la mañana!, para alcanzar turno. En la segunda intentona acudí poco después de las ocho, y por suerte pude anotarme. Así inició el pequeño inédito viacrucis.   

VIACRUCIS EN SEMOVI

A las 11 horas abrieron las puertas para empezar a llamar a las personas, dos horas más tarde de la hora de inicio de labores. Sin embargo, ya había algunas personas al interior de la oficina. Al preguntar me dijeron que se trataba de quienes habían concertado su cita por internet. Y que eso explicaba que abrieran dos horas más tarde, pues primero atendían a los 20 dichosos.

De nuevo me sentí desafortunado pues nunca pude concertar así mi cita, tampoco otro familiar que igualmente lo intentó. Para mi sorpresa, tampoco varias de las 80 personas de la fila lo habían logrado; ese servicio, decían, “no funciona”, “no sirve”. Los que ya están adentro son los clientes de los “coyotes” que de acuerdo con los burócratas pasan primero. La tarifa de esta tranza es de 200 a 500 pesos, dependiendo de las prisas. Hay quienes pagan miles de pesos cuando tienen trámites urgentes.

Llegó el mediodía y la mayoría de los solicitantes seguíamos allí, no crean que al menos sentados en una sala de espera, no, ¡estábamos en la calle! La mayoría parados y otros sentados en las banquetas; las mujeres tenían que echar mano de su fortaleza pues ni modo de ir al piso, como sí lo hacían varios señores de avanzada edad.

NEGOCIO DE “COYOTES” Y BURÓCRATAS

Algunos de quienes esperaban su turno eran más o menos asiduos a esas oficinas, dedicados al transporte o a negocios que requerían permisos que pagaban sin recibir placas o tarjetas de circulación: no llegan aún, decían los empleados.

“Mira, esa señora de vestido naranja es coyote, ya pasó con sus clientes y ahora les ayuda a pagar”, me dijo un compañero de infortunio. Efectivamente, era notoria la intervención de la señora de narnaja (hicimos una fotografía de eso). Uno que otro se despedía, por sus trabajos no podían esperar más. Una absurda pérdida de horas-hombre que tiene sin cuidado a la jefa de ese caos SEMOVI (ente): arquitecta Claudina de Gyves Mendoza. 

¿Qué pasó ahora –pregunté a la empleada que anotaba-, es increíble, hace apenas dos años cuando renové mi licencia todo fue rápido y cómodo, qué sucedió por qué este caos de hoy? Sólo alargó sus labios, indiferente, para decir: “Ya ve cómo está la nueva administración”. Administración que hace los negocios grandes y le deja a la base los pequeños, y todos contentos.

ADEMÁS DE TRANSAS, INCOMPETENTES

Efectivamente, apenas dos años atrás, en el gobierno anterior, el trámite tomaba unos 20 o 30 minutos. Se pagaba en un cajero instalado ahí mismo, se presentaban los papeles correspondientes, pasaba uno a tomarse la foto, esperaba brevemente sentado en la sala y listo. Así era, ninguno quiere hablar bien del corrupto gobierno priista del hoy morenista, Alejandro Murat.

En el formato de pago figura un concepto: contribución para el desarrollo social. “Pero si no hay desarrollo social”, le comenté al burócrata que atendía. Sonrió. Llegaron otros compañeros de la fila mañanera, uno de ellos dijo: “Esa persona que pasó antes de nosotros no estaba en la fila, llegó después. Son los consabidos ´huizaches´”, y agregó algo más o menos así: “Todos los gobiernos son igual de corruptos, pero hay unos peores para los ciudadanos: los que son más incompetentes”.

A las 13 horas de ese día de febrero de 2024, luego de cinco horas de espera, terminó el viacrucis. Hicimos el esfuerzo por una licencia de cinco años, esperando renovarla cuando haya un nuevo gobierno de Oaxaca. La corrupción seguramente seguirá, la esperanza es que no sea tan incompetente al brindar los servicios.  

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