Cuauhtémoc Blas
Hace unos años un bisoño político, joven promesa istmeña proyectado por su tutor, el gobernador del estado, para una carrera fulgurante y beneficiosa (para él, claro) se quejaba: “¿Por qué me puso el jefe como secretario de estado, si sabe que yo quiero hacer carrera política?” Su interlocutor, viejo lobo quien no se despegaba del prospecto, le respondió condescendiente:
“Mira, primero debes juntar suficiente dinero para poder pagarte tus campañas a diputado o senador, o para donde te tenga el Señor destinado”. Así sucedió, tuvo el joven político varios años de esplendor, sin embargo, el final no fue feliz, pero esa es otra historia.
Digamos que la anterior es el método usual, primero colocar a los ungidos en la administración pública para después impulsarlos en su carrera política. No casualmente los dos propuestos por el gobernador a senadores por Oaxaca, Nino Morales y Laura Estrada, acaban de renunciar a sus respectivas secretarias, de Administración y de Bienestar. De inmediato se abocaron a llenar de anuncios todos los rincones de la entidad.
La propaganda es profusa, con espectaculares, volantes, visitas a las casas para pedir nombre y teléfonos; propaganda por radio, prensa, internet. Por cierto, hay que tener claro que propaganda son los anuncios emitidos en la política y la religión; publicidad es la que anuncia productos y servicios privados.
RECURSOS PÚBLICOS EN LA PROPAGANDA
Es muy claro que la propaganda política la pagan con dinero que no es suyo, sino del erario, dinero público, lo cual explica porque abunda más que la publicidad comercial, que se paga con recursos de la empresa, con dinero privado.
Ni por eso se esfuerzan los políticos en realizar campañas de calidad. Toman como eslogan cualquier frase, y hasta le ponen comillas cual si fuera una sentencia de Cicerón o Maquiavelo. El expanista, hoy morenista, Luis Alfonso Silva, dice: “Juntos transformemos Oaxaca”. Acaba de dejar la diputación local para ir por la presidencia de Oaxaca.
Nino y Laura, sin las tablas del anterior, ponen como eslogan largas frases que menos recordará alguien. Ambos van juntos a la aventura senatorial; ella con una imagen de angustia, parece estar ahí a la fuerza; Nino, con el entusiasmo de un tercera base de la liga istmeña de béisbol.
ADORNAR CON IDEAS, NO SOBRA
Como quiera, los mencionados al menos atinan a usar verbos que indican una acción, pues hay quien se promociona con una simplicidad inexplicable, por ejemplo: “Es tiempo de mujeres”. ¿Solo por eso hay que apoyarla? Ninguna propuesta. No ha reparado que aún prevalece un tiempo de machismo, lo que puede verse en las recientes encuestas de Morena donde de nueve participantes solo dos mujeres ganaron dicha encuesta.
Hay quienes gastan a manos llenas pagando a manejadores de imagen que les venden cualquier cosa, lo que en no pocas ocasiones les resulta contraproducente. El ejemplo que da Federico Bonasso, del asesor de Marcelo Ebrard en el reciente proceso, es ilustrativo. El ecuatoriano Durán Barba, ex asesor de imagen del expresidente argentino Mauricio Macri y de otros políticos de derecha, destruyó la imagen de seriedad, de político profesional que tenía su cliente Ebrard, al ponerlo como comediante de tik tok y a ordeñar vacas.
Traer mercadólogos de fuera, ajenos al contexto específico donde necesitan incidir y seducir, sin la necesaria interrelación con asesores locales, en vez de serles útil puede arrojar resultados adversos. Es cierto que para participar en una encuesta lo que se necesita es ser recordado por los encuestados, por eso la insistencia en colocar los nombres de los aspirantes por todos lados. Sin embargo, habida cuenta de la cantidad de recursos económicos que utilizan, ¿no podrían adornar con ideas su propaganda? Incluso, les ayudaría a obtener simpatías.
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