Cuauhtémoc Blas
En 2013, San Andrés Cabecera Nueva, de la región Mixteca, decidió pasar de usos y costumbres al régimen de partidos políticos, esta población dio un paso histórico hacia delante; hoy, San Baltazar Chichicapan, en los Valles, hace lo contrario, va de partidos políticos a los usos y costumbres, un paso atrás.
En 1995 el gobernador Diódoro Carrasco realizó las reformas al Código de Instituciones Políticas y Procesos Electorales, para que los pueblos indígenas eligieran a sus autoridades con el derecho consuetudinario o usos y costumbres (uyc): hoy también sistemas normativos indígenas.
Aún se exigía que los seleccionados en las asambleas fueran registrados por algún partido político o como “planillas comunitarias”. El control gubernamental posibilitó que en ese 1995, de los 412 municipios de uyc, 320 se registrarán con el PRI; dos con el Frente Cardenistas y uno con el PAN. Hubo 89 panillas comunitarias.
REFORMA INDÍGENA, PROPICIÓ MÁS VIOLENCIA
En 1997 se hacen otra reforma, que prohíbe la participación de los partidos políticos en uyc. Ya no necesitaron de la mediación del PRI-gobierno, quedaron solos y libres para obtener el poder. Eso puede explicar el incremento de los conflictos pre y poselectorales, así como la manga ancha con que violan derechos humanos cuando ya son autoridad municipal.
Quizá las prisas del gobierno estatal por estar a la altura de las grandes exigencias del EZLN, en boga entonces, propició el fracaso de estas reformas. Ni entonces ni ahora se concibió la manera de atender los conflictos poselectorales de uyc. Si bien son independientes de la autoridad electoral local, sus conflictos poselectorales no los pueden resolver localmente y a veces ni en el ámbito estatal, pues llegan hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Desde las primeras reformas hubo resultados adversos, fue un claro fracaso, pero se siguió de frente como si se trataran de grandes éxitos: más reformas en 1997, y en 1998 se emitió la supletoria Ley de Derechos de Comunidades y Pueblos Indígenas, que nadie usa.
ESQUIZOFRENIA SOCIAL
Entramos a una esquizofrenia social: en tanto la violencia se incrementó en uyc, el discurso del gran reconocimiento de derechos indígenas ganaba espacios con la exaltación de los indigenistas que medran con esta impostura. Que los pueblos regresen a estadios donde hay pruebas de mayor conflictividad, es preocupante. Hay que ver algunos graves resultados históricos en uyc. Problemas que ya son excepcionales en partidos políticos.
En las elecciones del año 2000 hubo un muerto en Yalalag; en 2002, cuatro asesinados en San Miguel Quetzaltepec y también asesinaron al presidente de San Agustín Loxicha. En 2005, mataron al presidente de San Sebastián Tecomaxtlahuaca.
El investigador Rodrigo Cruz Iriarte dedujo de los expedientes del entonces Instituto Estatal Electoral de Oaxaca, que hubo más de 120 controversias en 107 municipios de uyc. Más conflictos que antes.
En una investigación que hicimos del trienio 2002-2004, el 80 por ciento de los conflictos municipales, correspondió a los municipios de uyc. https://revistaenmarcha.com.mx/…/LIBRO_INSULA_DE…. Pág. 99 y 100.
A 29 AÑOS DE LAS REFORMAS INDÍGENAS, MÁS VIOLENCIA
En un nuevo trabajo, vemos cómo persisten los conflictos y la violencia en uyc. En el pasado proceso electoral siguieron los muertos: en San Martín Itunyoso mataron a un expresidente municipal en plena asamblea electoral; un año después ahí mismo asesinaron al síndico municipal, a su esposa y a su hija; y la violencia y atentados continuaron con más muertos.
En febrero de 2023, en Santiago Amoltepec se dio otra masacre con cinco muertos, en una reunión entre autoridades de ese municipio y de Santiago Textitlán. Estos son solo un par de hechos radicales, hay más de estos, e infinidad de violaciones de derechos humanos y políticos, que incluyen, violaciones a sus propios uyc.
Hablamos de casos sonados en los medios, prensa, radio y redes sociales, pero hay muchas más agresiones y violencia que no se conocen, de pueblos remotos, con escasa comunicación o donde la autoridad logra imponer el silencio. Casos de prohibición de servicios, despojo y destierro por no ajustarse al sistema de cargos. Lo que ofrece un grave panorama de la vida en esos pueblos tradicionales.
CASOS DESCONOCIDOS DE VIOLENCIA EN UYC
Algunos casos de los escondidos, que hemos recuperado, son de castigos corporales, más contra mujeres solas que no pueden cumplir con el sistema de cargos indígena, como una mujer de Santiago Jocotepec, Choapam, a quien la asamblea de Arroyo Tinta eligió en 2019 como policía topil, cargo que no podía desempeñar, pues por la mañana cuida de sus hijos y por la tarde trabaja. Solicitó que le cobraran la multa que pagan quienes no pueden realizar el servicio, pero la autoridad y la asamblea decidieron despojarla de su casa y tomar su patrimonio como propiedad del pueblo. Esto tiene cierta frecuencia.
Hay en muchos de estos pueblos una violencia que podemos llamar consustancial, parte de ellos (la pobreza es la mayor violencia), y uno de los municipios que cobró fama por esto fue precisamente este que regresa a uyc, San Baltazar Chichicapam el 10 de febrero de 1986, cuando en su enfrentamiento con Yaxe, 17 policías y dos pobladores del segundo municipio murieron por las balas del primero. Ojalá hayan cambiado y sean hoy un pueblo pacífico, pero ingresar a un régimen cuya característica más destacada es la violencia y el abuso, inhiben esas expectativas.
IEEPCO, ARGUMENTO TRIVIAL
Uno de los motivos de esta regresión política, dijo alegremente la Presidenta del Instituto Electoral de Oaxaca (IEEPCO) Elizabeth Sánchez González, es que en la asamblea de uyc participaron 1mil 800 votantes, más que los 1 mil 100 que participaron en las urnas en 2021.
El Instituto Electoral prosigue su simulación oficiosa, como si no supieran que siempre asistirán más a las asambleas, tequios y obligaciones porque faltar implica sanciones, multas de 200 pesos o más. Ya lo festejaron un par de consejeras electorales, además pronto Sánchez González recibirá el apoyo de los indigenistas profesionales del atraso, quienes echarán las campanas al vuelo por el “retorno de los pueblos a sus raíces”.
