La administración de Salomón Jara arrancó con una historia de oprobio, la de Donato Vargas, el acosador de mujeres: pasados seis meses de gobierno, luego de denuncias ante la Fiscalía de la afrenta a las mujeres, el gobernador sostiene en su puesto a Donato.
Salomón juró ante el Congreso del estado guardar la ley, pero, en el caso de Donato, falló. El personaje ya fue tema de una conferencia un lunes en palacio, el ejecutivo salió en su defensa: hace el trabajo que otros se niegan a realizar, dijo.
La eficiencia, para este gobierno, tiene cara de Donato.
Donato salió -como dice el corrido “mujeriego, parrandero y jugador”. Con este caso se demuestra -una vez más- que Oaxaca conserva en activo a representantes de pasado, verdaderos ejemplares que ejemplifican la conducta que ya no debiera ocurrir.
La 4T tiene el cuerpo de Donato.
En la administración hablan de cambio, de no ser los mismos, de la diferencia con la forma de gobierno del pasado. Corrían los primeros meses del gobierno, el tal Donato aparecía en un video difundido por redes sociales ebrio de caer al piso, borracho a más no poder. Sus amigos contertulios celebraban el chiste, Donato en las imágenes intentaba recuperarse sobre sus pies, pero caía de borracho.
A nivel federal surgieron temas, leyes, reglamentos como la Ley 3 de 3, donde se prohíben tajantemente que nadie podrá servir en cualquier novel de gobierno si presenta denuncia sobre violencia de género. En Oaxaca, en el gobierno de Salomón, la ley es letra muerta.
El gobierno de Salomón muestra la conducta de los ebrios, como Donato.
En recientes imágenes que circulan por Twitter este lunes, aparece Donato en un acto del secretario General de Gobierno, Jesús Romero, tan campante el angelito, como si nunca en la vida hubiera realizado afrentas a la conducta que genera la convivencia civilizada en la sociedad.
Donato conserva el puesto en la secretaría General de Gobierno, resulta un hombre imprescindible para el gobernador Salomón; se pasea en primera fila por los actos donde toma la palabra Jesús Romero, se muestra amigo de sus amigos como si el oprobio que causa a la sociedad oaxaqueña fuera cosa menor, pecata minuta.
