No, que no se puede obligar por decreto a que la gente recoja su basura, a que los empresarios dejen de usar embalajes que no sean contaminantes; no, que no se puede detener por decreto la economía de una nación.
Los diputados yopes -término que califica como de “muy oaxaqueña” a la persona calificada así, de esta forma, yope-, envalentonados por los resultados en las urnas, se fueron contra la industria de la comida chatarra y contra las refresqueras.
El término obliga a una contracción del vocablo, PET, tereftalato de polietileno, o unicel, poliestireno expandido. A prohibir su uso, embalajes o productos de un solo uso, elaborados con PET.
Y los muy yopes se fueron por la fácil, obligar por decreto -de un brochazo- a que las calles estuvieran limpias de plásticos, los muy diputados locales (rurales) intuyeron, otearon como buenos rucios que son, y dijeron, apoyados por su muy ilustre coordinador y éste, a su vez, por los ilustrísimos y honorables coordinadores de las fracciones parlamentarias, ¡que se apruebe!
Y vinieron los amparos.
Y volvieron a ser derrotados.
En la tierra del benemérito de las Américas, Benito Juárez volvió a caer la afrenta, el oprobio, que ya se hizo jurisprudencia -procedimiento. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el pleno de cuatro ministros dijo: no, va de vuelta al Congreso que promulgó la ley de marras.
Y acá tenemos, el amparo en revisión del 17/3/22 determinó que dichas fracciones son inconstitucionales.
Para leerse bien, tenemos un Congreso Local, una legislatura que promueve la “inconstitucionalidad”.
O séase que vivimos como sociedad en la ilegalidad, y que esa ilegalidad promovida desde nuestro Congreso es anticonstitucional -nos es obligada por los yopes ilustres diputados.
A veces me pregunto qué se necesita para ser diputado local.
Descubro que para la 4T solo se requiere tener el perfil de pueblo -ser yope- para poner el nombre y salir en la boleta electoral, que los electos diputados borricos pretendieron repetir el esquema de usos y costumbres que allá en sus lejanas poblaciones impera. Y la SCJN les dice no, que no, que así no es; que no, que hay una Carta Magna llamada Constitución con la que estamos obligados a respetar y hacer respetar, más en el Congreso de todos los oaxaqueños, yopes o no, para nuestra vergüenza.