Palafreneros, porros, achichincles, suripantos; serviles, vulgares y atroces, son los miembros de un gobierno que declara una cosa y realiza otra. Se asumen como luchadores sociales, gestores demócratas, pero en la larga historia de la lucha política en Oaxaca aparecen con otro perfil: como simples hijos putativos del gobernante en turno, como correveidiles del mafioso en el poder. Lo sentimos, aún con apenas el 20% de votación, el pueblo de Oaxaca, este si luchador y comprometido, les dio el beneficio de la duda, duda que se desvanece después de escuchar sus excusas, en la tendencia a re victimizar a sus, en este caso, interlocutoras.
Que no es problema de ellos, que es del orden federal; pues sí, el problema legal pudiera ser federal, pero los hechos ocurren en nuestra entidad, que es la que se supone ellos gobiernan. Desinterés, compromisos espurios, ligas mafiosas, de todo hay en esta viña que se pinta día a día con la sangre de quienes no se subordinan ni supeditan a sus caprichos y antojos.
Un gobierno en donde permanecen ausentes la crítica y la autocrítica, no es un gobierno democrático; un gobierno en donde se le ponen diques a las voces reflexivas y propositivas, es cualquier cosa menos una autoridad confiable. Así estamos en Oaxaca y así vamos a seguir en los siguientes cuatro años, en los que la justicia va a pasar frente a nosotros como un hálito imposible y quienes la requerimos no la vamos a conocer ni a sentir.
Finalmente, caracterizar a este gobierno como una expectativa frustrada, no va en el orden de algún resentimiento o de alguna repulsa personal; más bien, es en el sentido de el chasco que nos hemos llevado los oaxaqueños con un ejercicio de parafernalia lesiva y hasta indecorosa. Seguiremos viendo el acrecentamiento en bienes personales de los miembros de este gabinete que, irónicamente, se hace llamar “la primavera oaxaqueña”, y la ausencia de una atención mínima a las necesidades en bienes y servicios de nuestros pueblos agraviados y olvidados por esa estación poco benigna y nada escrupulosa.
El Mago Flores