César Rito Salinas
Algunas veces me sumo al lenguaje de la pasión electoral.
Las elecciones me interesan como un hecho del lenguaje donde la ficción interviene la realidad.
Se parece tanto al de las letras.
Me sumo desde los maestros del cuento- Para la etapa final de las campañas por la presidencia de la república, quisiera traer las palabras del Gabo García Márquez, la historia del prestidigitador.
“La idea original es la de un prestidigitador. Él saca un objeto que traía oculto, no tiene nada que ver con la casa. Ahora, si se hizo evidente desde el principio que él era «bueno», fue porque no se quería ocultar que se trataba de una comedia. Pero ahora que tú lo dices, nada impide que ese tono se marque después; en la primera secuencia tú lo dices, nada impide que ese tono se marque después; en la primera secuencia veríamos al personaje como una bestia y después podría ir ablandándose” (Taller de Guion de Gabriel García Márquez, Cómo se cuenta un cuentp).
Vayamos a las campañas.
Los noticieros de la mañana anuncian la cifra diaria de muertos, con datos oficiales.
Podría decirse que la cifra informada, entre 80 y 120 personas asesinadas de forma violenta, no está relacionada con el proceso electoral por la presidencia, pero sí.
Esta mañana una compañera periodista me preguntó por “el As bajo la manga de Xóchitl”, rumbo a la jornada electoral del 2 de junio.
_ Ninguno, -dije-, su juego es a carta vista. _ ¿Cómo?
__ Si, por las mañanas se ofrece la cifra de asesinados, si multiplicas esa cifra por 3 durante los últimos 5 años, te dará un resultado. Una cifra alta. Si la sumas a los 20 millones de votos que traen PAN y PRI y PRD en la última elección federal, obtendrás una cifra superior a los 25 millones de votos de Morena, obtenidps en la elección federal intermedia.
Morena lo sabe, arrancó la contienda con la elección perdida.
La cifra de mexicanos beneficiados por los programas sociales, suman 25 millones, si toda esa población vota por los guindas, no les alcanza.
Pero se tuvo que hacer la campaña-
Darpe ejemplos.
Cuando un puñito de intelectuales dice votaremos por Xóchitl. No son más que eso, un puñito de votos de 170 personas.
A los artistas, intelectuales y científicos no los sigue ni su propia familia.
Pero con los dolientes no ocurre lo mismo.
La sangre lleva a la acción, a la venganza.
El crimen trae las armas, las viudas traen los votos.
Y por cada muerto usted puede multiplicar por 10, por 15 o por 20.
Y haga usted el cálculo.
Las candidatas no levantaron.
El partido oficial suma lo que suma, 25 millones y no le alcanza.
Aunque bailen en Chalma.
Será la primera vez para la nación en que vote la sangre derramada, a la manera de Lorca, emita sufragios.
Y es que, hay que recordar Taxco, por ejemplo.
O la tierra del presidente, donde asesinaron a un niño de 12 años, “no quiero morirme”.
Si le sumamos las dos mujeres asesinadas por día.
La gente que sufre robo.
La que paga piso.
Los transportistas asaltados en carreteras federales suman 5 millones.
Ya le ofrecieron el voto a Xóchitl.
Más 9 entidades donde hay elecciones para gobernador, donde Morena puso de candidato a puro priista o panista.
Si sumamos en Oaxaca a Murat, en Estado de México a Eruviel.
La cosa se pone ruda para los oficialistas.
Más la carestía de la vida.
Aunque tengan al IFE y a cierta prensa de su lado.
Más los afectados por problemas de falta de agua, los apagones.
La lista de afrentas al ciudadano es larga y variada.
Morena carga muchas cuentas por cumplir.
Lo sabe el presidente y lo sabe Claudia.
No están compitiendo contra otros partidos u otra candidata.
El 2 de junio saldrán a votar contra los muertos, contra la sangre derramada.
Y tienen muchos muertos.
Demasiados.
Y sume usted 850 mil del COVID-19.
La cifra de Cdmx, donde los trataron con medicina para los piojos.
Y ahí verá usted quién ganará la elección.
La frase es de Morena, pero vale la pena repetirla con otro contexto: Si ponen de candidato a un caballo, ganan.
La elección es un trámite.
Y no.
No es así.
Sí, con ese número de crímenes y sangre si ponen a Xóchitl, ganan.
La cosa es que se instalen las casillas.
Y que se abra la jornada electoral.
La sangre tomará su cauce.
Lo demás será cosa de la venganza, del trabajo de las lágrimas y la sangre.
Un asunto extraordinario.
Como en un guion o un cuento del Gabo.