Por Carlos Morales
El modelo tradicional de enseñanza, en el que el maestro sabelotodo se para enfrente del grupo y el alumno escucha, escucha y bosteza, está a punto de morir.
Ese modelo antiquísimo de enseñanza llegó a su fin. La tecnología hará lo que la Reforma Educativa de Peña Nieto no logró. Las clases ahora serán breves: tres minutos en Tik Tok y 10 en Youtube.
La nueva pedagogía ha entrado a nuestras casas: Si necesitamos aprender a plantar una ceiba, a hacer enchiladas verdes, a cocinar un pollo campero, a ponerle el aceite al carro, sólo acudimos a esas plataformas. En Youtube hay 30 videos para hacer el arroz blanco. Prácticamente es una gigantesca enciclopedia en video.
Y en la materia jurídica ni se diga. En Youtube están alojados todos los temas jurídicos: desde audiencias en materia penal, hasta las técnicas para la elaboración de peticiones ante la Comisión Interamericana. Todo está ahí. Con un poco de tiempo se pueden seleccionar y armar un curso sobre una materia específica. No todo es bueno, pero es necesario separar la maleza de la hierba buena.
Yo fortalecí mi redacción con los 10 videos de escritura jurídica de don Diego Medina de la Universidad de los Andes. Y en la pandemia aprendí a cocinar pollo garnachero. Y aprendí nociones básicas de finés. Y aprendí sobre senderismo y a hacer nudos con los videos de Fernanda Pérez Alarcón.
No hay que asustarnos si cada día hay más abogados tiktokeros o youtuberos. Por el contrario que a toda madre que así sea. No podemos luchar contra lo que viene. Las universidades deben avizorar que es necesario enseñar a los alumnos y a los maestros a crear, editar y embellecer los videos que serán el sustento de la nueva forma de enseñanza.
Entiendo que la idea no les gustará a los que piensan que el derecho debe enseñarse con los libros gordos de Burgoa. Disgustará la idea a los depositarios de la sagrada tradición: a los que piensen que el abogado es el señor que viste trajes oscuros y que cada vez que abre la boca usa lugares comunes y frases hechas.
Pero la realidad apremia
Ayer, la Segunda Sala de la SCJN estableció nuevos criterios jurisprudenciales. Si esperamos a que Carbonell recopile las tesis, las lea por nosotros, nos la explique en un libro y la editorial imprima, publique y distribuya, tendríamos que esperar por lo menos un año.
No tenemos que esperar tanto. Veamos los tiktoks de Ismael o los videos de mi amigo Téllez y no aflojemos el paso.
Yo sé lo que les digo.