Crónicas de la ínsula/Cuauhtémoc Blas
El municipio de Oaxaca sobrevive no solo a pesar sino en contra de su gobierno municipal. No hay más que pasar por cualquier colonia para percatarse del desgobierno: calles destrozadas, sucias, con basureros improvisados, sin alumbrado eléctrico, semáforos descompuestos, parques descuidados, áreas verdes abandonadas, sin agua, sin servicios básicos.
No hay un mínimo de atención, estamos ante un impúdico tiradero; el más grave y monumental se ubica en el Mercado de Abastos con dos enormes montañas de basura. Una de ellas es del ayuntamiento; la otra de organizaciones de camioneros, CATEM y CTM, que con el consentimiento de la autoridad municipal vierten allí los desechos que cobran por recoger en las colonias, haciendo pingüe negocio a costa de la contaminación y de la salud de la gente.
MONTAÑAS DE BASURA
La otra montaña de basura es alimentada por el ayuntamiento. Los depositan en ese lugar mientras encuentran a donde ir a tirarla fuera de la capital del estado, tanto en diversos municipios conurbados (que se han quejado ruidosamente) como en otros lejanos como Tapanatepec, donde el presidente municipal — emanado de MORENA, igual que el de la capital— lo admitió. Incluso fuera de la entidad. Llevaban dilapidados unos 50 millones de pesos en esto.
El tiradero en el municipio de Oaxaca alcanza dimensiones nunca antes vistas. La capital del estado carece de Basurero Municipal desde hace nueve meses; también carece de un Rastro Municipal, donde sacrificar a los animales con el consecuente descontrol sanitario en su manejo.
Se incrementan las escenas donde un par de obreros tapan baches o auténticos pozos sobre las calles de la Ciudad de Oaxaca. A cambio, piden unas monedas a los conductores de automóviles. Esto sería una buena ocupación que redituara ingresos a quienes, evidentemente, carecen de un empleo, pero dicho trabajo es obligación del ayuntamiento. No hay un programa de repavimentación, si hay suerte de bacheo. Vecinos realizan un mal llamado “Tequio”, para limpiar y atender lo que el gobierno debe realizar, pues para eso cuenta con presupuesto público.
POLICÍAS DELINCUENTES
Policías municipales de los que la ciudadanía debe cuidarse: abusivos con los ambulantes que no pertenecen a los carteles de vendedores con los que el gobierno municipal tiene tratos; policías a la caza de quien se descuide para extorsionarlo o multarlo: de ambas maneras obtienen ganancias, con el último caso se proveen del número de actas de multas que les exigen los jefes a diario, así como de los moches de las grúas que llevan los autos al encierro. Varios policías son acusados de torturar a los detenidos.
Sigue sin castigo el robo de 800 vehículos de motor del Encierro Primavera. Escandaloso acto delictivo del cual el presidente municipal de Oaxaca, Francisco Martínez Neri, “se enteró” medio año después de perpetrado. Vendieron autos de particulares exactamente como si ese ayuntamiento fuera una banda de roba autos.
Operativos de revisión-extorsión de motociclistas y del llamado alcoholímetro, devenido en millonario negocio: más de 15 mil pesos para salir de este embrollo. Toda esta cacería de mordidas, moches y multas ocupando a personal de la policía que así desatiende la vigilancia, lo que propicia asaltos a mano armada a tiendas y turistas en el centro de la ciudad.
Entrega del patrimonio cultural a particulares: Casa de la Ciudad y Museo del Ferrocarril a la Fundación Harp. Esto a despecho de la política del gobierno del estado de recuperar los icónicos inmuebles de los oaxaqueños (MACO y Museo Rufino Tamayo). Cuando el ayuntamiento no obsequia el patrimonio, lo destruye. Eso hizo con la Pila Histórica de San Diego, cuya destrucción fue denunciada por el Consejo Consultivo del Centro Histórico. Ante el escándalo, realizaron un bodrio de reconstrucción.
Venta de lugares públicos, como el Estacionamiento del Mercado Lula´a a la empresa Chocolates Mayordomo, denunciado por locatarios, aunque negado por el ayuntamiento. Pero viendo su afición por los negocios, ¿se le puede creer?
Problemas con las pensiones de los trabajadores, excesiva rotación de personal con la salida o renuncia de funcionarios, desatención de los mercados donde los mismos locatarios hacen la limpieza cuando eso es función del ayuntamiento.
Neri fue corrido del mercado 20 de Noviembre donde le reclamaron su negligencia y solo ir a desayunar gratis y tomarse la foto para su propaganda. La ciudad no puede estar peor, o tal vez sí: le queda año y medio al frente del ayuntamiento morenista a Martínez Neri.
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