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jueves, noviembre 21, 2024

Oaxaca y Monte Albán: un patrimonio en riesgo

Reportajes

Martín Vásquez Villanueva

Como anuncié en este espacio la semana pasada, el jueves 28 se llevó a efecto la conferencia “Ciudad de Oaxaca, patrimonio de la humanidad”, a cargo de la doctora en antropología Nelly Robles y como parte del ciclo que he tenido el honor de gestionar acerca de los problemas que aquejan a nuestra maravillosa capital. La biblioteca Fray Francisco de Burgoa registró un lleno completo, lo cual indica el notable interés que despierta entre la ciudadanía el gran legado histórico y cultural de nuestra tierra.

He escrito en más de una ocasión sobre la doctora Nelly Robles, una oaxaqueña verdaderamente excepcional con un currículum asombroso. Como hizo notar el historiador Carlos Tello, moderador de la conferencia, la doctora Robles —licenciada en arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, maestra en restauración de arquitectura prehispánica y doctora en antropología por la Universidad de Georgia en los Estados Unidos— es actualmente investigadora de tiempo completo del Instituto Nacional de Antropología e Historia y directora del proyecto “Conjunto Monumental de Atzompa”, sitio arqueológico que abrió sus puertas en 2012. Es decir, una voz más que autorizada para hablar de este orgullo nuestro que es el patrimonio de la humanidad Monte Albán y Centro Histórico de Oaxaca, tal como lo registró la UNESCO en 1987.

La conferencia partió de un retrato de los orígenes prehispánicos de nuestra ciudad: los asentamientos de las culturas zapoteca y mixteca, la plaza principal y el extenso polígono de Monte Albán, la zona adyacente de Atzompa, el avanzado sistema hidráulico de la región, las rutas comerciales que cruzaban los Valles Centrales y por los cuales transitaba toda la riqueza de Mesoamérica, el jade y las esmeraldas, las plumas preciosas, la obsidiana. Luego la fundación de la ciudad de Antequera en la concepción y el estilo español, a partir de la Real Ordenanza de 1528 y el trazo del geómetra Alfonso García Bravo. Y de ahí hasta nuestros días, en una panorámica histórica plenamente informada y muy amena.

La declaratoria de Oaxaca y Monte Albán como patrimonio mundial nos trae varias cosas. Por un lado la conciencia de su enorme valor histórico y cultural, el sentimiento de orgullo que se asocia a ello y una reputación en el mundo. Pero también nos acarrea una gran responsabilidad en el sentido de gestionarlo adecuadamente y preservarlo para las generaciones futuras. Y aquí es donde, después de hablar de las virtudes que hicieron a estos sitios merecedores del reconocimiento internacional, la doctora Robles externó una gran preocupación. “Este año —dijo— se presentó el reporte de una organización llamada World Heritage Watcher, que coopera con la UNESCO. Y por primera vez aparece nuestro sitio de Oaxaca y Monte Albán, como un foco rojo para estos especialistas. Porque esto es lo que esta pasando: la degradación de los valores patrimoniales.”

Cada cinco años la UNESCO solicita reportes sobre los sitios declarados patrimonio a los países en donde están localizados. “En esos reportes —abunda la doctora Robles— siempre dicen que estamos muy bien, que aquí no le duele nada. Es más, hasta tenemos propuestas para premios por mejores prácticas en Monte Albán y Oaxaca. Pero esta organización que hizo su reporte está viendo la realidad.” Algo muy serio está pasando y tiene que ver con una diversidad de factores que no se están atendiendo. Hay problemas con el agua y con la movilidad, saturación de todos los servicios en las épocas de mayor afluencia del turismo, problemas serios de uso de suelo y tenencia de la tierra, intereses encontrados entre una diversidad de actores sociales, como las agencias, los barrios y colonias, los núcleos agrarios, es decir todo el gran mosaico humano que constituye nuestra ciudad y su zona conurbada. “Se nos va descontrolando la ciudad —advirtió la especialista—, el equilibrio deseado para menejarla simplemente se va perdiendo.”

De por sí ya estaba yo preocupado por nuestra ciudad y su entorno antes de entrar a la conferencia. Ahora, después de haberla escuchado, puedo decir que estoy más alarmado que nunca. No es tanto porque nos estemos acercando cada vez más a la lista de sitios amenazados de la UNESCO, sino por lo que esto mismo dice de nosotros: que no estamos sabiendo cuidar nuestra casa. En la gestión de estos sitios patrimonio de la humanidad están involucrados los tres niveles de gobierno y diversas instituciones, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde labora la doctora Robles, pero, como ella misma apuntó, brilla por su ausencia la participación ciudadana a través de organizaciones que se enfoquen a defender nuestro patrimonio. “Todos contribuimos —concluyó nuestra brillante conferencista— a que esta ciudad sea tan dinámica y entretenida como puede ser. Pero no debemos olvidar que detrás de toda esta dinámica social tenemos unos enormes valores históricos y culturales que debemos anteponer en cualquiera de los casos.” Prestemos atención a tan relevante advertencia, ¡y que viva Oaxaca!

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