Por Blanca Padilla
El periodismo que practica Reyna Aydee, el periodismo real, es a lo que no se quiere enfrentar Andrés Manuel López Obrador, por eso creó esa zona de confort llamada “las mañaneras”, desde dónde dice sólo lo que quiere decir. Y está bien, pero que no nos quiera hacer creer que ese es un ejercicio periodístico en toda la extensión de la palabra.
Reyna Haydee calificó de “palero” a un palero que estaba ahí y que quiso callarla, pero, en todo caso, todos los periodistas que acuden a esa faramalla son paleros porque con su presencia le dan vida a ese acto, lo legitiman.
Hace unos días, Juan Carlos Monedero, ese importante político español de izquierda dijo con Julio Astillero que en el mundo se está estudiando el modelo de la mañaneras. Veremos que concluyen los expertos, mientras tanto, para mí es una forma hipócrita de transparencia y de rendición de cuentas y por hipócrita, mediocre y antidemocrática.
No es un ejercicio pleno de libertad de expresión ni del derecho a la información cuando en repetidas ocasiones se responde: “tengo otros datos”, “vamos a ver”, “estamos trabajando en esto”, “ya se está viendo”, “no somos iguales”, como bien ha señalado la periodista Adriana Buentello en Astillero Informa.
Con esto caemos en la misma opacidad en la que nos mantenían descaradamente los antiguos gobiernos. No hemos ganado nada.
Le agradecería más al gobierno de Obrador que abiertamente defendiera su causa, con un buen programa de comunicación social no sólo para dar a conocer las acciones de su gobierno sino haciendo algo innovador, creativo y revolucionario con los medios de comunicación estatales que están perdidos en el laberinto. Notimex como muestra.
Muchos lo apoyamos pensando que realmente las cosas cambiarían, vemos que desgraciadamente no en las dimensiones ni en las áreas más sentidas. A pesar de eso, seguimos apoyando, porque la derecha y el PRI ¡Jamás serán opción para nosotros! Pero el gobierno de AMLO nos está quedando a deber.
Y más que eso, AMLO y sus seguidores acríticos han mostrado rasgos autoritarios, racistas, clasistas, sexistas ante periodistas que nos son tan queridos a quienes los conocemos por su trayectoria intachable y de lucha social desde su trinchera.
AMLO ha enfocado mal sus cañones. Estaría de acuerdo con él si así como pretende acotar a los periodistas acotara a la derecha, siguiendo el consejo de Eva Perón (1996) en la película de Juan Carlos Desanzo, donde ella dice, refiriéndose a la derecha: “Ellos son así, no perdonan. Y odiar, saben odiar mejor que nadie. Así que hablan ellos o hablamos nosotros… “
Discépolo, el gran compositor de tangos, quien, en esa escena conversa con ella, le replica: “pero eso no es democrático”.
Y ella estalla: “¡La democracia somos nosotros, los que estamos con el pueblo, los demás son antipatria…! ¡Esto es una guerra… y una guerra no se gana con buenos modales! Qué querés que les diga: ¡vengan señores, usen la radio, digan las verdades de la oligarquía! ¡No!, carajo. ¡Ustedes se callan! Por lo menos mientras yo lo pueda impedir, ¡ustedes se callan! ¡No hablan más!
“Vos qué pensás que van a hacer con nosotros si nos echan del gobierno. Creés que van a ser democráticos, educaditos, comprensivos. ¡No, viejo! ¡No! Nos van a perseguir, nos van a prohibir, nos van a torturar, nos van a fusilar. ¡Ni el nombre nos van a dejar!”
Y bien, nosotros ya hemos sido testigos de las ideas criminales de la derecha en México y en Latinoamericana, de sus andanadas para derrocar a los gobiernos democráticos. Pero AMLO ataca o soslaya a periodistas que toda la vida lo han apoyado, no por una prebenda sino por compromiso social, político e ideológico, no con él sino con el periodismo.
Sinceramente, no es acotando al periodismo que toda la vida ha sido crítico y ha estado del lado de las causas más justas como López Obrador saldrá bien librado de este encargo que le dio el pueblo.
Todavía esperamos transparencia y rendición de cuentas de su gobierno y verdadero respeto a la libertad de expresión y al derecho a la información.