César Rito Salinas
Para los políticos, en campaña, vuelve a salir la bestia del final del mundo: lengua larga cola corta, el Uróboro. La serpiente o dragón que se alimenta de sí misma, que devora su cola
Para los griegos, la bestia glotona sugiere la idea del proceso cíclico de la naturaleza, los ciclos del día y la noche, las estaciones, el recomienzo.
En Oaxaca, los antiguos zapotecas dispusieron el símbolo de la greca escalonada con el mismo fin, aquello que nunca termina, la imagen que otorga el poder de los cielos a los hombres en la tierra, el poder dinástico.
Lengua larga cola corta.
Estamos en la campaña donde compiten por la presidencia dos mujeres de signo político encontrado, derecha e izquierda.
Pero ahora no vengo a hablar de política, vine a mencionar la vigencia de los símbolos en los tiempos estelares de la política nacional.
Los ciudadanos cuestionan, los políticos afirman: somos diferentes.
No somos iguales.
Pero el tiempo y la lengua no saben de finales, solo saben de la lengua.
La política, menos.
Familias y honras se ponen en riesgo, por la ambición de la política.
Todo es político, el calor mismo, la temperatura en las calles, el campo, el agua.
La sed. Los amores.
La justicia.
Y las denuncias cobran vigencia, reviven.
Los e ciudadanos padecen calor, hambre, inseguridad. Y los ataques y silencios de políticos y gobernantes no cesan.
¿Tanta es su hambre?
Arde el pueblo. La nación en tera y los dirigentes, de la presidencia de laa república a la humilde regiduría de cultura del pueblo más ruin, combustionan.
El tema ya no es el narco -sus posibles relaciones, no. El tema es la corrupción.
Salen los nombres, las cifras.
La desmemoria se convierte en puntual recuerdo.
Se reactivan demandas, juicios, amparos. “Qué denuncien”, dicen los políticos como rezar el padre nuestro, con cara de inocentes.
El escándalo cobra titulares, espacios estelares en los noticieros de radio y la televisión.
Se anticipan catástrofes.
Y acá vamos mujeres y hombres “de limpio corazón”, que diría nuestro Andrés Henestrosa. En la población crece el morbo con esta no tan bella de difundir las propuestas de campaña, se conoce el rostro de candidatas y su propuesta de acuerdo a la bestia mitológica, el Uróboro.
Por la tarde escucho las noticias de la radio, sonrío. Los griegos lo sabían, la naturaleza es cíclica, hay día y noche, hay invierno y verano.
De un singular pasado brotan las hojas verdes de los árboles, bajo la mirada de la bestia infernal mientras los políticos padecen, sufren por la honra que nunca tuvieron y con el escándalo la ven perdida.